Cuando pensamos en hacer trekking en Perú, la primera imagen que suele venir a la mente es Machu Picchu. Sin embargo, hay una joya escondida, igual de impresionante y aún más tranquila: Choquequirao. Y aunque pueda parecer una aventura exclusiva para mochileros experimentados, lo cierto es que hacer el camino a Choquequirao con niños es completamente posible, siempre y cuando se planifique con cariño, paciencia y flexibilidad.

En este blog te contaremos nuestra experiencia recorriendo Choquequirao en familia, qué debes tener en cuenta si vas con niños y por qué creemos que esta travesía es una oportunidad inigualable para conectar con la historia, la naturaleza y mucho mas.

¿Qué es Choquequirao y como llegar con niños?

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Choquequirao es un complejo arqueológico inca ubicado en la región del Cusco, cerca del cañón del Apurímac. Es considerado el «hermano sagrado» de Machu Picchu por su estructura, arquitectura y misticismo. Pero a diferencia de su hermano famoso, aquí no hay multitudes ni colas para la foto perfecta. En su lugar, encontrarás silencio, vistas majestuosas, y una atmósfera tan auténtica que parece sacada de otro tiempo.

Para los niños, Choquequirao es una clase viva de historia. No es lo mismo leer sobre los incas en un libro que caminar por senderos ancestrales, dormir bajo las estrellas y escuchar leyendas contadas por guías locales. Aquí todo se siente más real, más vivido.

¿Es recomendable hacer esta caminata con niños?

La respuesta corta es sí, pero no con niños muy pequeños. El trekking a Choquequirao no es una caminata ligera: son alrededor de 60 km ida y vuelta, con ascensos y descensos exigentes, y acampadas al aire libre. Sin embargo, si tus hijos tienen entre 10 y 15 años, están acostumbrados a caminar, les gusta la naturaleza y tú estás dispuesto a hacerlo a su ritmo, entonces esta puede ser una de las aventuras más significativas que compartan en familia.

Recomendaciones para hacer el camino con niños

1. Elige la temporada seca
Entre mayo y septiembre, el clima es más favorable: menos lluvias, más cielos despejados. Es fundamental para mantener los caminos seguros y evitar sustos con el lodo o las caídas.

2. Planifica más días
Mientras que algunos adultos completan la ruta en 4 días, con niños recomendamos al menos 5 o 6. Es mejor caminar menos horas por día, con más descansos y margen para disfrutar el entorno. En nuestro caso, salimos desde Capuliyoc y programamos las paradas con calma: Playa Rosalina, Marampata, Choquequirao y regreso.

3. Contrata un tour familiar
Un guía hace toda la diferencia. No solo por seguridad, sino porque transforman la experiencia con cuentos, datos curiosos y juegos. Además, muchos tours permiten contratar arrieros o mulas para cargar las mochilas, lo que hace todo mucho más llevadero para los niños (y para nosotros, seamos honestos).

4. Motivación constante
A lo largo del camino, nosotros jugamos, cantamos, inventamos historias, e incluso llevamos una pequeña libreta donde cada uno escribía lo mejor del día. ¡Fue un éxito! Eso mantuvo la motivación alta, incluso en los tramos más difíciles.

¿Qué llevar en la mochila?
Aquí no se trata de cargar mucho. El secreto está en llevar lo esencial y ligero:

  • Ropa cómoda, transpirable y que abrigue por las noches.
  • Zapatillas de trekking ya usadas (¡nada de estrenar en la ruta!).
  • Snacks energéticos como frutas secas, barras de cereal y chocolate.
  • Protector solar, gorro y lentes de sol.
  • Botella reutilizable y pastillas potabilizadoras.
  • Linterna frontal.
  • Bolsa de dormir para temperaturas bajo cero.
  • Medicamentos básicos y repelente de insectos.

Para los niños recomendamos llevar un pequeño cuaderno de viaje, algunos lápices de colores y un peluche liviano que los acompañe. Puede parecer tonto pero en las noches frías de camping, un peluche puede hacer maravillas.

Qué aprenderemos al hacer este viaje en familia

Una vez llegamos a Choquequirao, todo esfuerzo valió la pena. No solo por las ruinas, que son impresionantes y todavía en proceso de excavación, sino por el vínculo que se fortaleció entre nosotros. Ver a nuestros hijos maravillarse con la historia inca, caminar entre terrazas escondidas en la niebla, despertarse con el canto de los gallitos de las rocas… fue inolvidable.

El trekking también les enseñó resiliencia, empatía y confianza. Aprendieron que a veces hay que esforzarse para alcanzar algo hermoso. Que el silencio también comunica. Y que la naturaleza tiene su propio ritmo, al cual es sabio adaptarse.

¿Volveríamos a hacerlo?

Definitivamente sí. Aunque no es una ruta fácil, es una de las más auténticas, menos turísticas y enriquecedoras que existen en Perú. Y para los niños, se convierte en una aventura que probablemente recordarán toda su vida.

Si estás buscando un viaje diferente, profundo y lleno de significado, Choquequirao es ese destino escondido que lo tiene todo. Solo necesitas tiempo, ganas, y mucha disposición para disfrutar el proceso tanto como el destino.

¿Estás pensando hacer esta aventura con tus hijos? ¿Tienes dudas sobre la ruta o quieres recomendaciones más personalizadas? ¡Estoy aquí para ayudarte!

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